“Sistema: Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí. // Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto…” (Diccionario de la Lengua-RAE).
¿Se ha preguntado usted por qué el SAT devuelve impuestos milmillonarios a las grandes empresas y atosiga a los demás causantes?, o ¿por qué siendo México país petrolero importa no sólo gasolinas sino petróleo? ¿Ha pensado en que algo debe estar mal cuando el país importa maíz en vez de producirlo?, o ¿por qué los sueldos son tan bajos en comparación con otros países y por qué la seguridad social se toma como un problema de costos y no como un mecanismo de redistribución del ingreso que además es una obligación del Estado y que cumple acuerdos internacionales?
¿No le resulta intrigante que a las reformas a las leyes del IMSS e ISSSTE, haya seguido la entrega de los fondos pensionarios, otrora bajo la responsabilidad de esas instituciones, a empresas privadas administradoras de los ahorros para el retiro de millones de trabajadores? ¿Y que en alarmante sucesión se anuncie la quiebra de los sistemas de retiro de las entidades federativas, por motivos entre los que destaca el robo descarado por parte de los gobernantes en turno?
¿Se ha fijado que los servicios de salud tienden a privatizarse mediante las subrogaciones, la reducción de los cuadros básicos de medicamentos y la concesión de las farmacias a empresas nacionales o locales?
Y ¿qué me dice de los generosos sueldos, la serie de prebendas y canonjías y las pensiones de ensueño y que reciben los burócratas de alto nivel, en un país donde el salario no alcanza para nada?
¿No le llama la atención que la directiva del Isssteson tras el enorme saqueo de fondos sufrido, sobre todo en la anterior administración, se empeñe en saquear a su vez los recursos de los organismos afiliados y los bolsillos de sus trabajadores mediante el grosero expediente de aumentar las cuotas por los servicios que proporciona?
¿No le molesta que se busque ponerle precio a un derecho, y que el Instituto trate por todos los medios de socavar los supuestos de la seguridad social siguiendo, muy a la mexicana, los dictados de la OCDE y el FMI?
¿Acaso no es asombroso que Teresa Lizárraga, la entonces directora del Isssteson y directamente responsable de la custodia de los fondos robados, ahora esté libre y goce de fuero por ser diputada plurinominal del PAN?
¿No resulta curioso que las organizaciones sindicales hayan esperado meses y felices días para apenas iniciar las gestiones con la administración estatal? ¿No le extraña que ningún sindicato de los afectados por la situación de Isssteson se haya manifestado públicamente con una posición clara y definida respecto al problema y protestado enérgicamente por la evidente afectación de los intereses de los trabajadores? ¿La paz sindical de Sonora se debe a la falta de respuesta de las organizaciones? ¿El nuevo modelo laboral supone incondicionalidad de los cuadros directivos sindicales y, por ende, la charrificación de las organizaciones?
Llegados a este punto, resulta fácil llegar a la conclusión de que todos estos hechos, cuyo recuento no es ni por asomo exhaustivo, forman parte de lo mismo. Estamos frente a un modelo depredador, tóxico para las organizaciones y los individuos. Las características más evidentes son la falta de honestidad intelectual de quienes de alguna manera son factores de decisión en las organizaciones, una rara complicidad con las esferas del poder público en turno que resulta inexplicable porque supone claudicar al deber de defender a los trabajadores afiliados; una extraña necesidad de defender los intereses asumidos por el gobierno y la exhibición permanente de una mentalidad colonizada por éstos. Aquí viene al caso recordar aquello de que no hay peor esclavo que quien defiende los intereses de los explotadores.
Más allá de los argumentos que puedan esgrimir (sean de carácter cualitativo o simples ejercicios aritméticos o estadísticos) quienes están subordinados al interés del polo dominante de la sociedad, salta a la vista la matriz ideológica y las líneas de acción política que fatalmente terminan por atenuar, diferir o sofocar la protesta, la defensa pública de los derechos laborales y sociales y, en cambio, resaltan el carácter instrumental de los sindicatos alineados para el logro de los fines del neoliberalismo periférico. Así, la privatización gradual de los servicios reduce el margen de derechos y libertades que los trabajadores han conquistado históricamente.
El pasado y su formalización histórica carecen de importancia ante la emergencia de las nuevas formas de relación laboral, de la reforma de las leyes y de la individualización de los logros. La desmemoria o el olvido intencional de deberes y derechos es la actitud políticamente correcta que el sistema espera de los liderazgos sindicales. En ese sentido, resulta imperativo retomar el camino de la defensa de los contratos colectivos, de la memoria histórica de lo que han sido y lo que debe ser los sindicatos en las transformaciones sociales.
Lo que queda a las organizaciones gremiales y sociales es la valoración autocrítica de su aquí y ahora, de sus luchas y de sus logros; pero, sobre todo, reavivar la certidumbre de que la lucha cotidiana es la única posibilidad de conservar, o recuperar, la credibilidad de quienes las dirigen. Un liderazgo pasa de formal a real cuando trasciende los límites de un nombramiento y emprende acciones consecuentes con los principios y valores que consagran sus documentos fundacionales.
Actualmente tenemos el problema del desfondo intencional del Isssteson y la evidente negligencia o desinterés del gobierno por dar salidas socialmente responsables al problema. En consecuencia, consideramos: 1.- que es pertinente manifestar el franco rechazo a la firma de un nuevo y oneroso convenio con Isssteson; 2.- que se deben emprender tanto las acciones legales que sean necesarias para la defensa de los derechos adquiridos como las de carácter político de alcance local y nacional que hagan visible el problema; 3.- que debe impulsarse la integración de un frente amplio en defensa de la seguridad social, y 4.- que es imperativa la exigencia de que el gobierno asuma su responsabilidad y emprenda de inmediato las acciones necesarias para garantizar el derecho a la seguridad social sin lesionar más la economía de los trabajadores.