En medio de la pandemia, la Junta Universitaria continúa su gris proceso de imposición de rectora, ahora abriendo el período de supuesta auscultación. El proceso ha estado tan desangelado, que la autoridad universitaria ha echado a andar el aparato administrativo, con los directores(as) de división y jefes(as) de departamento al frente, con el propósito de promover la participación de aquellos ingenuos que no se han enterado de que los dados están cargados.
Treinta años de la ley 4 le han dado el control de la Universidad de Sonora al grupo de los químicos, esto gracias a los acuerdos de apoyo mutuo que ha logrado con el beltronismo, por ejemplo, en la asignación de obras de construcción.
Así las cosas, y ante la imposibilidad de los químicos de postular un candidato propio, por la fuerza que ha despertado el movimiento por la democratización de la Universidad de Sonora, se decidieron por apoyar a la maestra Rita Plancarte para que llegue a la rectoría; esto claro a cambio de que continúe el mismo proyecto neoliberal de universidad, que no se investiguen los señalamientos de uso discrecional de los recursos, y que los químicos sigan siendo el poder detrás del trono. El resultado de la farsa que está llevando a cabo la Junta Universitaria ya está decidido.
Ante el oscuro panorama que se le presenta a la Universidad de Sonora con la imposición de la maestra Rita como rectora, es necesario redoblar esfuerzos para democratizar a nuestra institución, solo con la participación de estudiantes, académicos(as) y trabajadores(as) podremos lograr una Universidad gratuita, incluyente, libre de violencia, democrática y comprometida con la sociedad.