Finalmente concluyó este viernes 16 de junio de 2017 el rectorado de ocho años de Heriberto Grijalva Monteverde, con claros saldos negativos para la institución.

Grijalva Monteverde nos deja una universidad sin proyecto propio, metida en una dinámica enfermiza, donde se prioriza cumplir con los indicadores de la SEP; con un crecimiento desbordado de la burocracia, tanto en número como en poder; con un verticalismo y autoritarismos asfixiante para todo aquello que pretenda ser una universidad vibrante, participativa, crítica del poder y que contribuya en la solución de los grandes problemas sociales de nuestro estado.

Definitivamente el respeto a los derechos de la comunidad universitaria no fue un tema prioritario para Grijalva Monteverde. Ejemplos de afectaciones a derechos de estudiantes, académicos y trabajadores hay y muchos. También afectó a jóvenes y sus familias al reducir en los últimos años la matrícula de nuevo ingreso a la institución. En lugar de establecer las condiciones para la aceptación de más jóvenes en las aulas universitarias, optó por la restricción, priorizando con ello el manejo discrecional de los recursos de la UNISON.

Aumento de cuotas, restricciones a su inscripción, reducción de grupos y malos horarios, son algunas de las afectaciones a estudiantes. Por otro lado, la violación del Contrato Colectivo, cerrazón al diálogo y contubernio con la autoridad estatal para concluir una huelga legítima, son algunas de las medidas que implementó contra los trabajadores del STEUS. Ni qué decir de los trabajadores de confianza, que laboraron bajo un régimen de terror.

Con respecto a los académicos, la lista es larga: modificación unilateral al EPA, mediante un procedimiento violatorio del Contrato Colectivo de Trabajo; incumplimiento con el pago de cuotas al ISSSTESON poniendo en riesgo las jubilaciones y los servicios médicos; desvío de recursos etiquetados para vivienda y sistema de ahorro para el retiro; incumplimiento con la normatividad de seguridad e higiene, poniendo en riesgo la salud e integridad de los universitarios; desvío de recursos de plazas académicas para contratación de personal de confianza, entre otras violaciones.

Qué bueno que ya concluyó el nefasto rectorado de Grijalva Monteverde, ¿cambiará el nuevo rector el rumbo de la Universidad?