El pasado 28 de febrero la Asociación Única de Trabajadores del Instituto Tecnológico de Sonora llevó a cabo su primer foro académico con el tema general de la inclusión de los asuntos académicos en la discusión de las orientaciones del sindicato de trabajadores administrativos y académicos del ITSON, en su campus de Cd. Obregón.
EL evento se llevó a cabo a unos días de que este sindicato terminaba de revisar su aumento salarial, en que obtuvo un 9.5% de aumento al salario y otras prestaciones económicas ligadas al salario, arriba de los topes oficiales impuestos por el gobierno federal a los sindicatos universitarios.
A este Foro fue invitado como ponente el Dr. Roberto Jiménez Ornelas, Secretario General del STAUS, con la conferencia: Lo laboral y lo académico en el sindicalismo universitario, en el que expresó la importancia de la vida académica en las universidades, ya que esta actividad es garantía de investigar, enseñar y difundir la cultura, lo que implica arrojar luces sobre el desarrollo nacional.
Condición necesaria para el buen desempeño de los académicos, siguiendo a José Dávalos, es que los académicos deban estar libres de credos religiosos, partidos políticos y sobre todo de las autoridades universitarias. La academia la deben orientar libremente los académicos mismos.
A continuación el Dr. Jiménez analizó dos experiencias históricas mexicanas relacionadas con el desempeño académico y el desarrollo del país. La primera fue en el período del presidente Lázaro Cárdenas (1939), que con la nacionalización de la industria petrolera, las compañías extranjeras se llevaron a los principales técnicos y a los ingenieros haciendo difícil echar a andar de nuevo a dicha industria. Los técnicos y trabajadores mexicanos con sacrificios titánicos lograron poner a punto la extracción petrolera.
Lo que si se veía como un problema irresoluble era la refinación y la obtención de gasolinas, ya que implicaba la producción de un compuesto de plomo que las hiciera utilizables en los motores de transporte. El compuesto solamente lo producían la Bayer de la Alemania Nazi y la Dupont de los E.U. debido a que era una tecnología de frontera que solamente estos países lo podían elaborar.
El presidente Cárdenas estableció una Planta A-1 confidencial con los mejores técnicos e ingenieros mexicanos. Cuando los técnicos de las compañías norteamericanas se enteraron de este objetivo, juraron beberse todo el compuesto que produjeran los técnicos mexicanos. En menos de un año la Planta A-1, después de muchos accidentes—explosiones y envenenamientos—produjeron las primeras gotas del compuesto de plomo.
Las compañías americanas tuvieron que vender de nuevo ese compuesto a la industria, ahora nacionalizada, ante la amenaza de Cárdenas de vender al Japón la patente del proceso del compuesto mexicano. Japón formaba, con otros países, del Eje dirigido por Alemania.
El otro ejemplo lo constituyeron los trabajadores y académicos de la industria nuclear en la década de 1970, que lograron establecer una ley sobre la industria nuclear mexicana, que el propio gobierno no había desarrollado. Los académicos de diversas disciplinas, junto a diputados nacionalistas lograron establecer la Ley Nuclear que tomaba en cuenta los intereses de México en esta área. Cabe mencionar, agregó el Dr. Jiménez, que la India y México habían iniciado el área de la industria nuclear al mismo tiempo en la década de 1950. Actualmente la India supera de manera extraordinaria a México en energía nuclear y sus aplicaciones, gracias a la determinación del presidente de la Madrid—iniciador del neoliberalismo—de destruir al sindicato de los nucleares en 1982 y abandonar el campo del área nuclear para el país.
Estos ejemplos muestran que cuando los académicos orientan su materia de trabajo (la academia) pueden contribuir al desarrollo del país. Por lo anterior es importante que los sindicatos universitarios consideren a la academia como uno de los objetivos importantes del quehacer sindical universitario, sobre todo por el papel que juegan las universidades en la generación, enseñanza y vinculación del conocimiento. Y sobre todo tener en cuenta que toda acción en el campo de la academia trae consigo consecuencias en el ámbito de lo laboral.
La academia tiene que ser orientada por los académicos mismos, concluyó el Dr. Roberto Jiménez.