“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas” (Martin Luther King).

Las instituciones oficiales han celebrado tanto el día del adulto mayor como el del padre. El júbilo onomástico resalta cuando se le contrasta con lo que sería una conmemoración basada en ideales de justicia social, reconocimiento a los méritos, respeto e imagen pública consagrada por la sociedad como fecha declarativa de esos sentimientos, pero tenemos que los adultos mayores que se retratan en medio de bailes organizados por organismos gubernamentales como ISSSTESON resultan como las guirnaldas, los globos y el confeti de los festejos políticos, ya que sólo enmarcan la generosidad oficial y la buena disposición del gobernante en turno.

El ciudadano jubilado que hace de fauna de acompañamiento del político con aires versallescos que posa ante las cámaras y micrófonos es el motivo aparente, pero la realidad demuestra que es sólo eso. Ahora la utilería o el atrezo, si se quiere, incluye a las personas de la tercera edad, y la vieja fórmula del pan y circo hace el resto.

Usted dirá que exagero, que los viejos merecen ese justo reconocimiento por parte de las autoridades legalmente constituidas, que este segmento de la población es digno acreedor de festejos y fanfarrias porque han aportado su voluntad, inteligencia y músculo a la construcción de la sociedad que hoy tenemos y que algunos gozan más que otros, porque así es la vida, paradójica, heterogénea, desigual, discriminante, pero que en sociedades civilizadas y respetuosas de la ley como la nuestra las diferencias ceden ante los impulsos de equidad y justicia social que nos animan. A lo anterior yo le contesto: ¡¡¡Bullshit!!! A otro perro con ese hueso.

Usted recordará que la infinita sabiduría del actual director del ISSSTESON alcanzó su pináculo al pergeñar un plan de cinco puntos para sacar al Instituto de la fea crisis en que se encuentra gracias al dispendio, discrecionalidad y desaseo en el manejo de los fondos pensionarios practicados de manera contumaz y sin recato durante algunos sexenios y que hiciera crisis en el gobierno pasado cuando se sirvieron los panistas con la cuchara grande y desfondaron la alcancía social dejando anémica a la gallina de los huevos de oro. Una de estas brillantes medidas es la de hacer manita de cochi a los organismos afiliados para que firmen convenios leoninos de elevado sentido recaudatorio y, por otra parte, aplicar la vieja receta de “patear el bote” en lo concerniente a las demandas por nivelación pensionaria que son algo así como mil quinientas en todo el estado.

Como complemento de lo anterior, a la directiva del Instituto le ha parecido maravillosa la idea de criminalizar a los quejosos mediante demandas cuyo motivo puede ser algo así como intentar lucrar con el erario sonorense mediante las feas maniobras de reclamar una pensión justa y en apego a la Ley 38 anterior a la reforma de 2005 que, de acuerdo con la Constitución federal, no se puede aplicar retroactivamente. Si así están las cosas, a usted, simple y sufrido adulto mayor jubilado, le puede caer una demanda y quizá una orden de aprehensión por la perversa maniobra de reclamar su derecho por las vías marcadas por la legislación vigente. ¡Faltaba más!

Como se sabe, hace varios meses el gobierno tuvo que dar marcha atrás en el congelamiento de las pensiones que reciben algo así como un centenar de exfuncionarios que no se conformaron con tristes 80 mil pesos de pensión y reclamaron aumentos para rascar los 100 mil o más mensualmente. Usted podrá poner “cara de what” y decir que fueron groserías cuando la prensa dio cuenta de esto, y exclamar a voz en cuello “¡peroqueingados!” cuando el gobierno les regresó sus generosas pensiones completas y copeteadas tras varios meses de cómoda espera.

Lo anterior nos permite suponer que el piso legal de Sonora no es parejo, justo ni equitativo con los recientemente homenajeados (sic) en la Casa del Jubilado de ISSSTESON. ¿Basta un pastelito, alguna comida preparada industrialmente, música y la siempre cálida y fotogénica presencia de algún funcionario competente? ¿No estaría mejor tratar con respeto y justicia a los jubilados que reclaman su pensión sin moches, rasuradas y “minusvalías” a modo?

Como le he dicho en otro espacio, ¿tendremos que esperar a que gane la oposición al sistema PRIANISTA para que haya justicia? Por lo pronto yo votaré de todas todas por Morena. Hombre precavido vale por dos.

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