“Aquel que procura asegurar el bienestar ajeno ya tiene asegurado el propio” (Confucio).

Usted seguramente está pasmado ante el absurdo de la derecha venezolana que, en el pellejo del orate Juan Guaidó, se “asume” como gobierno provisional de la nación bolivariana. Cosas de no creer por lo desmesuradas y que apenas un gringo puede tomar por correctas y argumentar “derechos humanos” cuando la baba le cuelga por el petróleo, oro, coltán y otros atractivos económicos que quieren convertir en reserva propia. Perversidades de la política internacional gringa al margen del derecho y a tono con la abyecta condición de sus corifeos en la ONU y organismos financieros a modo y que tienen al mundo con el Jesús en la boca por lo que pudiera desatarse en el hermano país y en la región en su conjunto, pero como estamos en el aquí y ahora de la ciudad capital de Sonora, lo que nos llega de cerca y con crudeza es el caso del triste y cándido ISSSTESON y su gobierno desalmado.

Como ha trascendido, un conjunto de organismos sindicales se ha movilizado para exigir algo obvio y elemental: que la institución encargada de la seguridad social de los trabajadores del Estado y organismos afiliados cumpla con honestidad y eficiencia las tareas y objetivos para los que fue creada. Nada más pero nada menos.

Como usted sabrá, el Instituto ha fallado en su misión por razones ligadas a la falta de recursos según la versión oficial, de suerte que su director se ha empeñado en sacar dinero de los bolsillos de sus derechohabientes apoyado, cuando conviene, en una curiosa interpretación de la Ley 38 que rige al ISSSTESON: en algunos casos acepta el principio de no retroactividad consagrado en la Constitución federal y en otros parcializa su criterio en aras de satisfacer su furor recaudatorio, ignorando que la ley como tal se aplica de acuerdo a los mecanismos y condiciones plasmados en el contrato o convenio que se establece entre el organismo afiliado y el Instituto; así pues, el contrato es la clave de la relación y fuente de derecho.

El director general del ISSSTESON ha señalado que la crisis se debe a que algunas instituciones no pagan y, en el caso de la Universidad de Sonora (UNISON), “pagan de menos”, razón por la cual ha enderezado contra quienes considera morosos o abusivos una serie de amenazas, suspensión de servicios, lentificación de trámites y desabasto de medicamentos, cuestión que afecta a prácticamente a toda la derechohabiencia. En este punto, los afectados no son sólo los universitarios sino todos los trabajadores afilados quienes han reclamado la regularización del abasto y la mejoría en los servicios desde hace muchos meses.

Los sindicatos han decidido tomar las calles y manifestarse públicamente y, ante la presión de un sindicalismo que se moviliza en defensa de sus derechos laborales y sociales, el director Contreras ha respondido con mentiras, medias verdades y una notable capacidad de manipular cifras, datos y situaciones, lo cual ha provocado el enojo de los trabajadores y la respuesta de los líderes de las organizaciones a las que pertenecen. En este contexto, han acudido al Congreso del Estado en busca de apoyo y soluciones a los problemas derivados de la deficiente operación del Instituto, planteando algunas exigencias entre las que destacan la regularización del abasto de medicamentos, materiales de curación y servicios de salud oportunos, así como la recuperación de los más de dos mil millones de pesos que corresponden a cuotas y aportaciones de los organismos afiliados y sus trabajadores que el Gobierno del Estado dejó de entregar al ISSSTESON, la reparación del daño patrimonial por más de seis mil millones de pesos causado por el saqueo de que ha sido objeto, así como llamar a cuentas a los causantes del desfondo pensionario, y garantizar el control de los recursos de manera efectiva y transparente.

Mientras que los trabajadores esperan la respuesta a sus demandas por parte de los diputados y el propio Poder Ejecutivo representado por la gobernadora, se da a conocer una aportación extraordinaria de cerca de 500 millones de pesos, aunque el déficit proyectado en este año rebasa los 800 millones. Lo anterior permite resolver algunos aspectos de la operación del instituto, pero no constituye en sí una solución digna de ser considerada como tal. Pareciera que el gobierno da migajas a los derechohabientes con el fin de sofocar la posibilidad del paro estatal sindical que se ha anunciado para el miércoles 30.

Las soluciones, por llamarlas de alguna manera, han sido mediáticas, verdaderas aspirinas para calmar el cáncer de la corrupción que desborda incluso la tolerancia de los organismos sindicales más apegados al gobierno. Sin embargo, ante la indignación general, el director del ISSSTESON se complace en recetar a los afectados un panorama donde destaca la posible quiebra y la necesidad de que los trabajadores universitarios paguen más e insiste, con total desparpajo, que los sindicatos deben presionar al rector de la UNISON para que firme un convenio que básicamente consiste en recaudar más sin nada mejor a cambio. En este punto, cabe aclarar que el Contrato de Servicios entre la UNISON y el ISSSTESON es vigente y no tiene porqué modificarse al gusto del director Contreras. Aclaramos que la institución universitaria no paga de menos sino justamente lo que debe pagar por contrato y que los sindicatos no son gatilleros del citado funcionario como tampoco están para torcerle el cuello al ISSSTESON.

Es claro que estamos en un parteaguas institucional: o el gobierno de Claudia Pavlovich acepta y asume que la fiesta de la corrupción debe acabar y es necesario poner orden en la casa o veremos problemas y estallidos de indignación social que no son deseables en Sonora. Se debe entender que la dirección de instituciones como el ISSSTESON no es mejor si está al frente una especie de sicario financiero, un funcionario que cumple encargos con mano dura pero sin necesariamente entender el contenido y las formas de la seguridad social que los trabajadores que pagan impuestos, cubren cuotas y tarifas y aspiran a una jubilación digna merecen y exigen. Es importante considerar que el juicio de los ciudadanos que hoy son manipulados y vistos como imbéciles es el que hace posible que un gobierno sea viable en términos de su imagen, aceptación, confianza y funcionamiento.

Para muchos está quedando claro que este gobierno tiene un fuerte acento mediático, que no responde a las necesidades reales y urgentes de los sonorenses, que sigue en la lógica del engaño y la manipulación, la corrupción y la demagogia, y que sostiene e impulsa a funcionarios que, como en el ISSSTESON, mejor estarían fuera de la función pública. Al respecto, otra de las demandas sentidas es la renuncia del director del ISSSTESON.

El tiempo avanza, los ánimos están caldeados y no parece que se puedan controlar con paliativos o distractores el enojo, la frustración y el desencanto de muchos trabajadores sonorenses víctimas de la corrupción gubernamental y de una burocracia que ignora sus problemas y pretende resolver con demagogia las apremiantes necesidades de la salud y la seguridad social. Hora de poner un alto a la autocomplacencia, al engaño y a las oscuras y vergonzosas manipulaciones privatizantes de las instituciones públicas, por el bien de Sonora.

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Publicado el 27/01/19 en:

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