En conferencia de prensa, con motivo del inicio de clases, la rectora Dra. Rita Plancarte, abordó el tema del cambio de la Ley 4, esto a pregunta expresa de uno de los reporteros, https://www.facebook.com/soyunison/videos/5398712226911609/?extid=CL-UNK-UNK-UNK-AN_GK0T-GK1C-GK2C&ref=sharing.

En respuesta al reportero, la Dra. Plancarte manifestó que tenía la mejor relación con la Comisión de Educación del Congreso del Estado; habría que preguntarse si en realidad se estaba refiriendo a la mejor relación que tiene con una de las diputadas integrantes de dicha comisión, la diputada Rosa Elena Trujillo, conocida en el ambiente universitario como Pinky.

Múltiples testigos han dado fe de que la diputada Trujillo ha acudido en varias ocasiones al edificio principal a reunirse con la rectora. Además, fuentes cercanas a la diputada aseguran que ha externado su total apoyo a la rectora y a su pretensión de promover una reforma a la Ley 4, que en realidad es más una maquillada a la ley para continuar con los privilegios.

Cabe recordar que la maestra Trujillo fue secretaria general administrativa de la Universidad de Sonora de 2009 al 2013, es decir en el primer período del que es considerado el rector más represor durante la época de la Ley 4, Heriberto Grijalva. Su labor al frente de la secretaría general administrativa fue muy cuestionada por la comunidad universitaria, por los múltiples atropellos a los derechos de los universitarios, entre ellos la negativa a otorgar licencias de lactancia a las académicas madres; incluso el propio rector decidió relevarla de su puesto en su segundo período, por razones que tienen que ver con el uso de recursos, según comentan los que tienen acceso a la hermética cúpula del grupo de los químicos.

Continuando con su respuesta, la Dra. Plancarte dijo tener certeza de que cuando se revise el tema del cambio de la Ley 4 en el Congreso del Estado, las y los diputados habrán de consultar, como lo señala la ley (suponemos que quiso decir la Ley General de Educación Superior LGES) a las instancias de gobierno de la Universidad.

Pero si las “instancias de gobierno” están controladas por la rectoría, precisamente porque la Ley 4 está diseñada para que eso ocurra, entonces lo que realmente dijo la rectora es que tiene certeza de que las y los diputados, en el tema de la Ley 4, la van a consultar a ella y a su equipo, ¿y la consulta a la comunidad universitaria que establece la LGES?

Consultar a las “instancias de gobierno”, es decir a la rectora y a su equipo, sobre el cambio de la Ley 4, es como preguntarles a los titulares de un régimen autoritario, si están de acuerdo en modificar la constitución y las leyes para democratizar y acabar con la impunidad, es obvio que su respuesta, a lo más, va a ser, “sí al cambio, pero poquito, para que no afecte nuestro poder y privilegios”.

Por último, la Dra. Plancarte dijo que lo único que le preocupaba es que la Universidad funcionara adecuadamente y que lo académico sea lo central. Lo que no dijo la Dra. Plancarte es que la Universidad hace tiempo que no funciona adecuadamente para la mayoría de la comunidad universitaria, ni para los miles de jóvenes sonorenses aspirantes rechazados a quienes se les niega su derecho a recibir educación superior.

No hay que olvidar, que la Dra. Plancarte fue parte del Colegio Académico que, de manera unilateral, aprobó la reforma al Estatuto de Personal Académico (EPA), así como, el Modelo Educativo 2030 (ME2030), por citar solo dos temas.

La reforma al EPA ha traído como consecuencia que un alto porcentaje de la planta académica haya visto esfumada su posibilidad de acceder a una plaza académica de tiempo completo, y en contrapartida cientos de esas plazas se han quedado vacantes por varios semestres o años, afectando académicamente diversos programas de licenciatura. Por su parte, el ME2030 ha resultado todo un fracaso, pero de esto hablaremos más en una siguiente contribución.

Entonces, en relación a la preocupación externada por la Dra. Plancarte, sobre lo central de lo académico, se puede parafrasear el famoso refrán, “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.

Después de escuchar a la Dra. Plancarte queda claro que la alta burocracia universitaria no cederá fácilmente sus privilegios, y apelará a cuanta argucia puedan utilizar para salirse con la suya. Está en manos de la comunidad universitaria evitar que esto suceda y con ello, propiciar un cambio real, que transforme a la Universidad de Sonora, en una institución incluyente, democrática, respetuosa de los derechos de la comunidad universitaria y de las y los jóvenes aspirantes, promotora de la equidad de género, de una vida libre de violencia, de la formación integral de profesionistas con compromiso social, impulsora del avance científico, tecnológico, cultural y artístico del pueblo sonorense.